La infidelidad es un tema que ha generado debates y estudios durante siglos.
Para comprender el fenómeno de la infidelidad femenina, es vital analizar el beneficio evolutivo que tiene para las mujeres.
Y, para ello, tenemos que adentrarnos en la estrategia reproductiva femenina, conocida como la hipergamia.
Índice
ToggleEstrategia reproductiva femenina: La hipergamia
Desde un punto de vista biológico y evolutivo, la mujer optimiza su estrategia reproductiva si consigue dos objetivos principales:
- Reproducirse con la mejor opción biológica. La selección de una pareja con cualidades que garanticen una ventaja competitiva a su descendencia, aumentando así sus probabilidades de replicación y supervivencia.
- Obtener protección, provisionamiento y asistencia. Asegurarse de que cuenta con la mejor opción que le garantice una estabilidad y protección a largo plazo, aumentando así sus probabilidades de supervivencia.
Es muy común pensar que, en pleno siglo XXI, esto no tiene sentido ya que las mujeres no necesitan protección ni provisionamiento o que el objetivo no es la reproducción ya que tenemos métodos anticonceptivos.
Hay que entender que, aunque las necesidades han evolucionado, la programación biológica se mantiene constante y es la misma de hace miles de años.
Por tanto, el impulso biológico siempre va a atender a nuestra estrategia reproductiva independientemente de que después decidas ser autosuficiente o usar anticonceptivos. Es decir, el impulso que te lleva a sentir atracción es tu biología buscando transmitir tus genes a la siguiente generación.
Por tanto, para entender por qué nos comportamos como nos comportamos con las mujeres o ellas con nosotros, tenemos que comprender los impulsos evolutivos y biológicos que disparan un comportamiento u otro.
La dicotomía de la estrategia reproductiva
A nivel evolutivo, el impulso biológico en el ser humano es claro: sobrevivir y replicarse.
El «medio» para optimizar ese impulso es a través de nuestras estrategias reproductivas y, en el caso de la mujer, cumplir los dos aspectos de su estrategia reproductiva es lo que más va a favorecer su replicación y supervivencia.
Sin embargo, estas dos facetas no tienen porqué estar presentes en el mismo hombre. Es decir, es muy posible que en la práctica el hombre que mejor optimiza un aspecto de su estrategia reproductiva no optimice el otro y viceversa.
Y aquí es donde entra en juego la infidelidad para las mujeres.
Por su parte, los hombres también tienen el mismo impulso biológico: sobrevivir y replicarse.
Sin embargo, la forma de cumplir ese impulso difiere con respecto a las mujeres.
¿Por qué?
Porque los recursos de los que dispone son diferentes. Me explico.
Para la reproducción se necesitan 2 células reproductivas: 1 óvulo y 1 espermatozoide.
Sin embargo, los hombres disponen de millones de espermatozoides mientras que las mujeres sólo disponen de 1 óvulo al mes durante un tiempo limitado.
Por tanto, la estrategia reproductiva (es decir el «medio» mediante el cuál se busca cumplir el impulso biológico de la replicación y supervivencia) en el caso de los hombres será diferente a la de las mujeres.
Dado que los hombres disponen de un mayor número de recursos y, por ende, un menor coste reproductivo la estrategia que más sentido tiene para ellos es la de maximizar al reproducción o, dicho de otra forma, «esparcir su semilla» lo máximo posible.
Ahora bien…
¿Todos los hombres tienen las opciones suficientes para poder optimizar su estrategia de esta forma?
La respuesta es no, ya que las mujeres sólo consideran como opción reproductiva a los que cumplen las condiciones para optimizar el primer aspecto de su estrategia reproductiva como comentamos anteriormente.
Y esto nos lleva al siguiente punto.
El conflicto de la infidelidad
¿Cómo eligen las mujeres al hombre con el que se quieren reproducir?
Las mujeres siempre buscan al hombre más apto para la reproducción, aquel que ofrezca una ventaja evolutiva o, dicho de otro modo, el que aportará “mejores genes” a su descendencia.
Siempre hablando desde el punto de vista evolutivo, la mujer busca aumentar sus probabilidades de supervivencia y reproducción, como decía antes, así que elegirá al que proporcione una ventaja evolutiva.
¿Cuál es el problema?
Que esto supone que esos hombres que cumplen estos «requisitos» estarán solicitados por otras mujeres y, si consideramos que la estrategia reproductiva masculina se optimiza mejor a través de «más cantidad», eso hace que la mujer se vea frente a una mayor competencia de cara a atraer a esos hombres.
Pero, si te fijas, el hecho de que un hombre esté solicitado por más mujeres es justo un signo inequívoco de que es una «mejor opción» para ella.
¿Traducción?
Las mujeres quieren retener con ellas al hombre que tiene posibilidades de reproducirse con más mujeres.
Y, por lo general, retener a un hombre con opciones es más complicado ya que el incentivo para este hombre, a priori, será buscar la cantidad.
Si te fijas, esto implica que lo más común sea que la mujer acabe encontrando a hombres que solamente cumplen los requisitos de uno de los aspectos de su estrategia reproductiva: o encuentra al «chico malo» que la «vuelve loca» pero que no quiere nada con ella, o encuentra al «chico bueno» que está dispuesto a darlo todo por ella pero que no le despierta ninguna atracción.
Por tanto:
Para solventar esta «dicotomía» con la que se encuentra la estrategia reproductiva femenina, la mejor solución (a nivel biológico y evolutivo) será la infidelidad.
Infidelidad y estrategia reproductiva
Por tanto, atendiendo a lo que acabamos de comentar:
Si una mujer siente que su pareja actual solo le proporciona provisionamiento y asistencia, es probable que «busque fuera» una mejor opción genética.
Es decir, que recurra a la infidelidad.
Sin embargo, no ocurre lo mismo si siente que su pareja sólo le proporciona la parte de «reproducción» de su estrategia reproductiva.
¿Por qué?
Porque la tendencia y lo que intentará será encontrar justo a ese hombre (que será, por definición, de alto valor) y concentrar todos sus esfuerzos en conseguir de él esa parte de protección y asistencia.
Por eso, si ella te percibe como el hombre que satisface esa parte de su estrategia lo más probable es que ella haga todo lo posible por estar a tu lado y no recurrirá a una infidelidad.
¿Qué pasa cuando es al revés?
Si ella te percibe como el hombre que satisface solamente la parte de provisionamiento y asistencia (largo plazo), lo más probable es que, a la larga, ella intente optimizar su estrategia reproductiva buscando la «otra parte» fuera de la pareja, es decir, que recurrirá a la infidelidad.
Evidentemente esto depende, no solamente de este factor, sino de otros factores que también habría que tener en cuenta pero, dado el caso, las probabilidades serían altas.
¿Y por qué, esos casos, no rompe la relación directamente sin tener que cometer la infidelidad?
Porque su estrategia reproductiva requiere de dejar cubiertas ambas partes y, en determinados casos, es probable que la mujer necesite mantener a su lado al hombre que le proporciona ese largo plazo mientras, de forma esporádica, tiene encuentros sexuales con el otro hombre.
De esta forma si te fijas, a nivel global, la optimización de su estrategia es óptima: por un lado tiene provisionamiento y estabilidad y, por el otro, consigue la mejor opción genética para la reproducción y su descendencia (desde un punto de vista evolutivo y biológico).
De hecho esto no es ninguna novedad, diversos estudios e investigación como, por ejemplo, los de Robin Baker ya sugieren que las probabilidades de embarazo para una mujer son más altas con una pareja extramarital que con su propia pareja «oficial».
¿Cómo es esto posible?
Porque el momento en el que las mujeres son más proclives a cometer este tipo de infidelidades es cuando se encuentran en la fase fértil del ciclo menstrual.
De hecho, si lo piensas, evolutiva y biológicamente tiene mucho sentido que esto sea así ya que la idea de este «mecanismo» es optimizar la estrategia reproductiva, en este caso, la reproducción con esa «mejor opción genética».
¿Por qué las mujeres son infieles?
Existen dos razones principales:
- No ven a su pareja actual como la mejor opción para la reproducción (atendiendo a su estrategia reproductiva, la hipergamia): Está relacionado con el valor que proyecta el hombre en términos de apariencia física, habilidades sociales, estabilidad financiera y estatus, es decir, con el Valor de Mercado Sexual o VMS.
- Tienen la percepción de poder optar a una mejor opción o mejores opciones disponibles: Partiendo de lo anterior, el VMS, la mujer comparará el «valor» de un hombre con otro y elegir al «ganador».
En resumidas cuentas, la infidelidad femenina, desde una perspectiva evolutiva, se relaciona directamente con la optimización de su estrategia reproductiva.
Para evitar verte víctima de esta situación, la solución parte siempre de aumentar tu valor en el mercado sexual para potenciar tus opciones e, indudablemente, aprender a gestionar tus relaciones e interacciones con las mujeres para ser percibido siempre como esa mejor opción para ella.
Por eso, el mejor consejo que puedo darte es que empieces a trabajar en ti mismo desde ya y aprendas cómo funciona la naturaleza femenina y las dinámicas entre hombres y mujeres para tener el control en tus relaciones y logres contar siempre con esa ventaja que te permitirá disfrutar de más y mejores relaciones.