Que tu mujer no te desee no es un problema aislado. Es uno de los síntomas más claros de que la dinámica de tu relación se ha invertido. Ella deja de verte como un hombre atractivo y pasa a verte como un proveedor, un compañero de piso… o directamente como un mueble más en casa.
Lo peor es que muchos hombres se resignan y piensan que esto es “normal” en las relaciones largas porque, cuando comparten su problema con su entorno cercano…:
- Siempre hay un amigo que está mucho peor. Si tú llevas X sin tener relaciones con tu mujer, él lleva X+5.
- Se hacen continuamente bromas sobre cómo su mujer es la “jefa” que decide si “toca o no toca” según si está de buen humor o no.
- Siempre hay un familiar mayor que lleva décadas en un matrimonio
muertoy que se siente con la sabiduría suficiente como para aconsejarte que:- Debes ser paciente,
- que los matrimonios van por “rachas”, o
- que las mujeres no están tan interesadas en el sexo.
La realidad es que no es normal.
No es normal resignarse a vivir una vida sexual que muere a los treinta y tantos cuando llevas unos años de convivencia o tienes uno o dos hijos.
No es normal tener que andar “de puntillas” en tu propia casa con miedo a decir o hacer algo que desencadene una bronca porque estás cansado de días o semanas de caras largas donde tu mujer te hace el vacío.
Lo que pasa es que nadie te ha explicado las reglas del deseo femenino, que durante millones de años de evolución, la biología ha programado en las mujeres.
Hoy vamos a romper el tabú:Si tu pareja no te desea, no es porque “el amor se haya transformado”. Es porque el deseo ha muerto. Y si no haces nada, tu vida sexual también morirá con él.
¿Cómo saber si mi mujer ya no me desea?
Lo primero es saber identificar el problema. Y para eso conviene saber leer las señales de que ya no quiere estar contigo.
Y hay indicios muy claros que muestran cuando tu mujer ya no siente deseo sexual ni atracción hacia ti:
- Evita el contacto físico. Cuando antes todo eran besitos, cariñitos y abrazos por su parte, ahora el trato es más frío, más distante. El sexo se convierte en un evento escaso y que “hay que hacer” más por compromiso que por deseo.
- Pone excusas constantes. Dolor de cabeza, cansancio, estrés, no haberse duchado todavía o sentirse llena por la cena… siempre hay una razón para no tener relaciones íntimas.
- Cero iniciativa. Eres tú el que siempre tiene que andar detrás “convenciéndola” para ponerla a tono. Ella nunca busca el sexo, nunca fantasea contigo y nunca te sorprende. Llevas así años pero has normalizado que ella ya no tenga iniciativa.
- Falta de entrega. Cuando acaba teniendo relaciones contigo, lo notas frío, mecánico, como una tarea más en su lista de cosas que hacer. Algo que empieza con desgana y que está deseando que acabe pronto para poder seguir con sus cosas.
- Invierte su energía fuera. Ya no eres prioridad. Está más pendiente de la mascota, de las redes sociales, de sus amigas o de su trabajo más que de ti. Sientes que eres un complemento más en su vida, a veces incluso por detrás del perrito o del gatito que tenéis en casa.
Si te sientes identificado con algo de esto, no lo ignores.
He tenido cientos de consultas privadas. El denominador común cuando un hombre casado viene a pedirme ayuda es la normalidad con la que vive esta realidad.
Que cuando le estás ayudando a identificar el problema con todos sus síntomas y le preguntas: ¿cuánto tiempo lleváis así en casa?
Su respuesta sea:
- Uff… pues casi que te diría desde siempre.
- Pues quizá llevamos un par de años… Más o menos desde que nacieron los niños que lo pasamos muy mal con uno de ellos.
O que, directamente, ni siquiera recuerde el momento en el que estaban bien sin tener que remontarse a los primeros meses de su época de noviazgo. Pero entonces…
¿Por qué tu pareja no te busca para tener relaciones?
Las razones pueden variar, pero el motivo de fondo siempre es el mismo: ha dejado de verte como un hombre atractivo e interesante.
Tienes que dejar de pensar en el deseo o la atracción como algo que surge de manera random, inexplicable o mágica. Empieza a pensar en el deseo como lo que es: una respuesta natural de nuestra biología ante determinados estímulos.
Por tanto, si no hay determinados estímulos… no habrá deseo.
Falta de atracción sexual
Convivir mata la novedad. La estabilidad, la predecibilidad y la confianza son anti-seductivas.
Si además, tú has bajado la guardia —dejando de entrenar, engordando, sin cuidar tu estilo o perdiendo la ambición—, ella deja de sentir esa chispa.
Deja de sentir esa chispa de la misma manera que tú dejarías de sentirla si, de repente, tu mujer engorda 20 kilos, se queda calva o empieza a comportarte de forma desagradable.
Seguridad y masculinidad en declive
La estrategia reproductiva femenina es lo que biológicamente determina cómo y por qué las mujeres seleccionan pareja. Tanto a corto plazo como a largo plazo.
Además, el perfil de hombre que a una mujer le despierta atracción y deseo de manera visceral a corto plazo suele ser muy diferente del perfil de hombre que a una mujer le despierta interés a largo plazo.
Esta dicotomía genera en las mujeres la necesidad de equilibrar constantemente ambos lados de la balanza. Y eso es lo que genera que, desde fuera, tú sientas que ellas “nunca están satisfechas con nada” porque:
- Si están con un hombre muy estable, romántico, cariñoso y atento… echan en falta el chico aventurero que las desafía y no les haga tanto caso. Pero…
- …si están con un hombre muy pasota, ambicioso y centrado en sí mismo, se quejan de que no se sienten queridas o emocionalmente comprendidas.
Y cuando tú como hombre no sabes liderar la relación y darle en cada momento lo que necesita, acabas fallando por el lado complaciente. Te excedes en prestar atención a sus problemas y caes en un círculo vicioso de:
Escuchar todas sus demandas > Hacer todo lo que te pide > Sentir que “no es suficiente” > Escuchar todas sus demandas… y vuelta a empezar.
Cuando esto ocurre, decimos que un hombre se ha betaizado. Y el resultado de esto siempre es perder poder, respeto y atracción en la relación.La mujer percibe que vives pendiente de ella, que no tienes opciones y eso le genera aún más despecho hacia ti.
Falta de conexión emocional y de tensión
No hay que confundir conexión emocional con hablar de sentimientos todo el día.
La verdadera conexión para una mujer está en la tensión sexual. En sentir que no te dá por sentado, que no te dejas desviar de tus objetivos y que no eres predecible.
Esos son algunos de los ingredientes que despiertan deseo genuino en una mujer.
Pérdida de la complicidad y el flirteo
Más a menudo de lo que parece me llegan hombres casados con un matrimonio aparentemente muerto en cuanto a intimidad que, cuando les pregunto por su día a día…
…se acaban dando cuenta de que:
- Entre sus horarios, los niños y los trabajos… apenas pasan tiempo juntos y sólo se ven a última hora del día que cenan y se acuestan (a dormir, por supuesto).
- Sólo hablan con su mujer para temas logísticos: facturas, el cole, el trabajo o las actividades de sus hijos, etc.
- Pese a que tienen una buena situación económica, esto rara vez se ve reflejado en su estilo de vida que suele ser muy repetitivo y austero.
Entonces les pregunto: ¿cuándo fue la última vez que tonteaste con tu mujer o tu mujer contigo? ¿cuando estáis juntos os reís, flirteáis o hacéis cosas diferentes juntos?
La respuesta muchas veces suele ser un rotundo no. Y de fantasías sexuales ya ni hablamos.
Entonces claro…
Si tu vida es un muermo incluso para ti que no sales de los mismos 4 sitios de siempre…
Si tus conversaciones son sobre los mismos 4 temas lógicos de cada día…
Si estás tratando a tu mujer como si fuera un amigo…
…¿cómo esperas que entre vosotros exista esa química?
Infidelidad o fuga emocional
No es agradable escucharlo, pero hay que decirlo:
En ocasiones si tu mujer no te desea a ti, puede estar fantaseando con otro o recibiendo validación externa que la haga centrar su atención fuera de la relación.
No siempre implica sexo con otro, pero sí energía sexual dirigida hacia otro lugar que no está siendo dirigida ni hacia ti ni hacia tu matrimonio.Cuando ocurre esto ella acaba viendo la relación contigo como un “segundo trabajo” y ese otro hombre es su “fin de semana” con el que desconecta de la rutina y la monotonía de su día a día.
Estrés, maternidad o problemas de salud
No vamos a negar lo evidente.
En ocasiones ciertos factores externos como cambios hormonales, embarazos o depresión pueden disminuir el deseo sexual o, directamente, afectar el deseo sexual.
Pero ojo:
Un hombre atractivo e interesante para las mujeres suele seguir despertando deseo incluso en contextos difíciles. Que de manera puntual disminuya el deseo sexual no quiere decir que desaparezca por completo de forma continuada.
Hay que saber distinguir entre algo coyuntural y algo estructural.Y la realidad es que la mayoría de las veces la falta de intimidad en tu relación no tiene absolutamente nada que ver con estos factores externos. Lo que ocurre es que estos factores externos suelen ser la excusa perfecta para ignorarte sexualmente sin levantar sospechas.
Falta de seguridad en sí misma
Al igual que con el punto anterior, algunas mujeres justifican su desinterés sexual en una inseguridad en ellas mismas. Especialmente tras cambios físicos que las hacen sentirse menos atractivas.
La realidad es que cuando una mujer tiene complejos de este tipo suele manifestarse en las primeras veces con un chico nuevo que conoce y al que quiere causarle una buena impresión que no siente que pueda alcanzar.
Cuando esto ocurre notarás que la tendencia de ella es a querer apagar las luces o no terminar de quitarse algunas prendas.Pero si lleváis juntos “media vida”, la excusa de la inseguridad es una excusa más igual de válida que la del “dolor de cabeza”.
¿Qué hacer cuando tu esposa no te desea sexualmente?
Lo primero y más importante: jamás mendigues sexo. Cada vez que suplicas intimidad o lloriqueas con lo poco deseado que te sientes, te hundes más en el pozo.
Lo segundo: asume responsabilidad por aquellos factores que están bajo tu control y entiende que el deseo no se negocia, se despierta.
Y eso te va a llevar irremediablemente a:
Recuperar tu valor como hombre
Vuelve a entrenar, cuida tu físico, tu estilo y tu energía. Un hombre que se respeta transmite atractivo sin tener que decir una palabra.
¿Ponerte en forma va a solucionar tu problema de la noche a la mañana?No. Pero es un primer paso para empezar a recuperar aquello que has perdido a lo largo de la relación.
Crea polaridad en la relación
Entiende que si quieres que tu mujer te desee, no puedes ser su amigo, su compañero de piso o su psicólogo.
De la misma forma que si quieres que tu hijo te vea como un padre, no puedes ser su amigo fiestero con el que se va de copas.
Debes establecer unos roles y una dinámica en tu relación y vivir en base a ello. La atracción nace de la polaridad.Y eso significa asumir tu rol: toma decisiones, marca planes y haz que ella sienta que tú llevas el liderazgo.
Vuelve a generar misterio
Ten proyectos, objetivos o ambiciones que requieran tu foco y tu energía.
Ten amigos y una vida más allá de ella.
Vive una realidad de la que ella quiera formar parte.
Si estás siempre disponible, si todas tus preocupaciones, miedos, planes, objetivos o aspiraciones empiezan en tu mente con un:
- “Mi mujer…”
- “Es que mi mujer…”
- “Mi mujer y yo…”
No esperes que ella te desee cuando siente que te tiene garantizado. No esperes que ella te trate con admiración si te siente por debajo de ella.
Ten cuidado a la hora de “hablar claro” y “comunicar el problema”
Muchos hombres confunden el tener una actitud más polar o atractiva con “dejar las cosas claras” o con “dar un golpe encima de la mesa”.
Entonces lo que haces es tener una conversación seria donde le dices a tu mujer que no puedes seguir así, que él necesitan sexo y que si no lo encuentras dentro lo buscarás fuera.
Obviamente la conversación se alarga mucho más que eso y acaba convirtiéndose en una gran bronca donde ella te hace sentir como el culpable de todos los males del universo.
Tú sales de ahí con el pecho hinchado pensando que “los tienes muy bien puestos” porque le has aclarado cómo son las cosas a tu mujer.
Pero la realidad es que, una vez más, has negociado con su deseo y has pedido más sexo como el que pide un aumento de sueldo a su jefe.
¿El resultado?Más resentimiento por ambas partes. Más distanciamiento y más frustración e impotencia porque ya no sabes “qué más hacer” y te ves obligado a “poner en riesgo tu relación”. Una relación que no quieres perder.
¿Acudir a terapia de pareja o al psicólogo?
Algunos hombres frustrados por no saber qué hacer deciden buscar soluciones en la ayuda de un psicólogo o terapia de pareja para tratar la falta de deseo en sus relaciones.
Yo no soy psicólogo ni terapeuta de pareja. Pero, tanto yo como mi equipo, hemos trabajado con más de mil hombres que querían mejorar sus relaciones. Y muchos de ellos ya habían acudido antes a este tipo de ayudas sin éxito.
Un psicólogo puede ayudar con problemas clínicos como el estrés, la depresión o algunos traumas. Pero cuando se trata de deseo y atracción, a menudo tienen dificultades. Lo que la evolución ha marcado en nuestra biología no siempre coincide con lo que les enseñan en la universidad que es “políticamente correcto”.
Por eso, en la mayoría de las ocasiones, hacen caso omiso a los disparadores reales de atracción y centrarán la terapia en:
- Mejorar tus habilidades de comunicación con tu mujer. Lo cual es útil para gestionar mejor los conflictos en una relación cuando todo va bien. Pero no generará deseo. Y lo sabes porque has estado hablando con ella todo este tiempo sin resultados.
- Hacerte más consciente y abierto con tus emociones. Lo cual puede ayudarte internamente, pero no va a resucitar una relación. Un hombre emocional y abierto puede parecer menos masculino y, por lo tanto, menos atractivo para una mujer por la falta de polaridad que genera.
Establecerte objetivos y tareas que debes hacer por tu mujer a cambio de otras que ella debe hacer por ti. Lo cual no es útil para absolutamente nada y convierte el sexo en un mero intercambio. Reforzando aún más la dinámica de la negociación que es justo uno de los problemas que mantienen vuestra intimidad inexistente.
Preguntas frecuentes
De los centenares y centenares de hombres con problemas en sus relaciones que han pasado por mis manos y las de mi equipo, he seleccionado algunas de las dudas más comunes:
¿Por qué mi esposa nunca toma la iniciativa en la cama?
Esta pregunta es como si una mujer se preguntara:
¿Por qué a mi esposo nunca se le levanta?
La respuesta, descartando problemas médicos, sería sencilla: no está excitándolo lo suficiente. Porque un hombre suficientemente excitado siempre tendrá una erección.
Pues en este caso ocurre lo mismo. Con la única diferencia de que el deseo femenino responde a estímulos diferentes que el masculino.Por tanto, si ella nunca toma la iniciativa es porque no estás despertando deseo real por ti.
¿Cómo provocar el deseo en una mujer?
Veamos primero cómo NO provocar deseo:
- Con flores o detalles inesperados.
- Con cenas o escapadas románticas con el pretexto de que “necesitamos tiempo para nosotros”.
- Tras una conversación donde le compartes tus inseguridades o tus demandas acerca de cómo querrías que ella se comportara contigo.
Nada de esto va a provocar deseo en ningún caso. El deseo se provoca cuando:
- Ella percibe que tienes una identidad y un marco masculino sólido.
- Ella percibe que otras mujeres te consideran atractivo y deseable.
Ella siente que tienes una vida interesante de la que ella forma parte pero no puede controlar.
¿Qué problemas causa no tener relaciones sexuales?
La falta de deseo sexual en la pareja no es un simple detalle. Es una bomba silenciosa que mina tanto tu relación contigo mismo como con ella desde dentro.
Los hombres que viven esto lo saben de sobra y experimentan algunos (o todos) de los siguientes problemas:
- Distancia emocional.
Cuando no hay intimidad, tu relación deja de sentirse como una pareja. Pasas de ser su hombre a ser un compañero de piso. Ella se encierra más en su mundo y tú en el tuyo.
Asumes que “mi pareja no me desea”. Y cada día que pasa sientes más soledad y más rechazo que te duele más que la falta de sexo en sí mismo.
- Sospecha continua de infidelidad.
Si ella no te desea, no puedes evitar pensar que ese deseo lo esté redirigiendo hacia otra persona.
Te vuelves un paranoico intentando controlar cada movimiento que hace buscando una señal lo que te causa una inseguridad profunda al sentir que no eres “el elegido” de tu mujer.
Además, el hecho de pensar que la mujer a la que le has dado todo te pueda estar traicionando te genera una tremenda vergüenza y humillación haciéndote sentir un fracasado.
- Ansiedad, frustración y baja autoestima.
Para un hombre, la falta de interés y el rechazo constante en la cama no es neutro: es devastador.
Empiezas a sentir que ya no eres atractivo, que algo está roto en ti. Esa inseguridad no solo afecta tu deseo, también tu confianza, tu humor y tu desempeño en el día a día. Te conviertes en un “hombre gris” que está irritado continuamente o que reprime su enojo hasta que estallas en discusiones o en apatía de manera cíclica.
- Depresión y dependencia emocional.
Vivir en una relación sin sexo o donde hay una disminución del deseo sexual que empeora cada semana, puede llevarte a sentir vacío, tristeza y falta de motivación.
Y lo peor: en lugar de alejarte de esa dinámica, muchos hombres caen en la trampa de buscar aún más validación de su mujer, volviéndose dependientes y menos atractivos todavía.
- Ruptura silenciosa.
La falta de sexo no siempre acaba en un divorcio sonado.
Muchas veces termina en algo peor: seguir juntos, pero sin pasión. Una convivencia fría, donde dormís bajo el mismo techo pero vivís como hermanos. Una relación muerta en vida.
Lo cual te hace sentir una tremenda desolación y apatía como si ya no tuvieras nada que luchar o ganar en tu propio hogar. Es un dolor sordo y diario que erosiona tu autoestima, tu amor propio y tu sentido de propósito como hombre.
Los hombres que me han llegado en situaciones de este tipo sufren infinitamente más que los que acaban divorciados porque viven el duelo constante de tener una relación muerta pero sin poder enterrarla ni cerrar capítulo.
Y lo peor es que eso genera un resentimiento por ambas partes sacando lo peor de cada uno y terminando en una guerra entre él y su mujer de quién le hace más la vida imposible a quién. Llegando a casos de denuncias falsas y todo tipo de intentos de literalmente arruinarle la vida a la otra persona.
En resumen: cuando tu mujer no te desea, no solo pierdes sexo. Pierdes respeto, conexión, autoestima y paz mental. Algo que, si lo tuviéramos que evaluar económicamente, la cifra sería astronómica.
Por tanto, recuerda:
Si tu mujer no te desea, no es mala suerte ni un “problema de pareja sin solución”. Es un síntoma de que has perdido tu marco y tu atractivo dentro de la relación.
No busques soluciones en la comodidad emocional ni en discursos femeninos sobre “reprimir o expresar sentimientos”. Tampoco intentes negociar una relación sexual para recuperar el deseo.
En lugar de eso, busca soluciones en recuperar tu valor, tu polaridad y tu liderazgo.
Porque el deseo no se negocia, se despierta.